miércoles, 25 de junio de 2014

El arte de la Cockteleria: "No es país para... recetas"

Todos hemos sido testigos del repunte de los Gin Tonics, y disfrutado/sufrido las disertaciones de supuestos entendidos en la materia, que, tras una extensa argumentación (regalando una miriada de criticas y desprecios a las razones del contertulio) pide una "imprescindible" rodaja de pepino para disfrutar de su libación. Claro, que no es lo mismo exigirlo con una Hendricks, que con una Larios12, no comprendiendo el zagal, que el efluvio del pepino es demasiado fuerte para según que aromas.

Y es que hablamos con libertad de la "Moda" de la Cocteleria cuando el coctel es un concepto que procede de los tiempos antiguos, encontrando referencias a Grecia. Quien mas quien menos, ha oído hablar del Vino especiado caliente de los países nórdicos, y la utilización de diferentes fermentados o espirituosos en la preparación de un gran abanico de recetas de cocina.
Flaming Cocktail

Esta ligereza la determina la historia del siglo XX, puesto que mientras en otras partes del globo no hubo interrupción alguna en el desarrollo de este producto (Long Islan Iced Tea durante la ley seca de 1920), en otras zonas, era un bien de lujo solo al alcance de unos pocos, siempre y cuando las viejas rutas de distribución permitiesen tener al alcance los ingredientes.

Por eso nos encontramos clientes que quieren algo nuevo y especial sin haber explorado por ejemplo, las virtudes de una pretérita bebida como el ginger ale, que a día de hoy es un refresco marginal en casi todas las barras de esta parte del mundo.

Long Island Iced Tea
Long Island Iced Tea.


Y es que fingir que en una cocteleria se actúa como en cualquier otro local es bastante osado, puesto que solamente en el tramo entre la entrada del local y la barra, nuestro cerebro de manera automática e inconsciente registra todo lo que ocurre en este tramo. Somos conscientes de si el resto de la clientela esta a gusto o no, la personalidad del local y su calidez etc..... Fingir que esto no nos afecta a la hora de disfrutar de la copa es un error. Todo influye.

Un coctelero no se centra en que copa quiere su cliente, no es una mera cuestión de servicio eficiente, quien pide un coctel quiere disfrutar de un buen trago, afín a sus gustos, convirtiéndose en juez y medida para sentenciar sobre la copa. Por ello el trato con el cliente ha de ser cercano, conocer sus matices, y acertar en las proporciones personales de la persona para que lo disfrute.

Las recetas suponen una útil guía, pero no deben ser religión, lo importante es el disfrute, y mas intenso o tenue, no cambia la copa, pero si asegura su éxito.

El sector hostelero debe asumir que falta una cultura al respecto que asegure su prevalencia en el tiempo, y que la mejor forma de no es con fiestas donde se luce un experto que deleita con flair, ni con regalos que en su 90% acaban la noche en el fondo de la papelera. Para asegurar la prevalencia de este negocio, hay que asegurar que los profesionales tienen recursos suficientes para satisfacer la demanda y habilidades para interactuar con el cliente, fidelizandolo y dependiendo del caso, convirtiéndolo a su vez en embajador.

No debemos olvidar las cuotas artísticas que han alcanzado algunas cocinas bien por sus platos o postres, a fin de cuentas, esta es otra cara del diamante hostelero de mil facetas.



Fuente de las imagenes: Wikimedia Commons


2 comentarios:

  1. No sabía que el tema de la cocktelería venía de tan atrás. ¡Interesante!

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  2. Por eso la reina madre vivió tantos años, la muy cuca se tomaba un Gin Tonic después de comer....

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